domingo, 24 de agosto de 2014


Play Movie

Nos gustan las películas de terror.
Paseamos por los cines
a la caza de novedades.

Si encontramos una que no vimos
saboreamos la rutina de entrar,
inhalar el polvo de las alfombras
el plástico, las cajeras,
la conformidad con el entorno.
Es el clima de los cines,
salvo los adolescentes,
esas flores perturbadas
en las escaleras
sorbiendo líquidos.

El terror tiene su efecto corticoide:
cuando dan la orden de abierto
los capilares se desordenan,
trastorna el pulso.
Entramos como zombis:
tiernos y ejecutables.

Las butacas se disponen,
formamos filas enfrentadas.
Somos un ejército de noche que tropieza.

Renovamos comunidad.
En la pantalla la luz repliega.


Mis alumnos y yo

Hoy estuve a punto
de telekinesis en el aula:
la cartuchera de 1º C
que guarda borrador y tiza
se movió de coté
sobre el escritorio laqueado.

Me guardo de este modo
de los climas escolares
en los que parece
que no sucede nada.

Incendiaría esos corazones
grafiteándolos en las paredes
para ver todo lo hermoso
en el mute del silencio.

Mis ojos son dos faros fijos.
Profe ya fue dicen los chicos.

Un festón de luz del mediodía
entra ahora en la ventana.
Se levanta Germancito
me trae su novela Zombis School.
Empezó con una hoja
ahora lleva escritas veinte.

Mis alumnos y yo nos amamos.
No somos reyes ni reinas
pero bailamos como Tommy y Carrie
en el centro de la fiesta.
Mantenemos encendido el fuego
el amor
el caos
esta coreo rota de caderas.

Nada nos importa
porque sobre nosotros brillan
todas las estrellas plateadas.




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